Por todos es sabido que este curso está siendo bastante raro para nuestra Comunidad de Aprendizaje. La pandemia lo ha cambiado todo: no hay grupos interactivos, ni tertulias literarias con adultos, no hay préstamo bibliotecario por parte de las familias, el alumnado no puede sentarse en grupo, la mascarilla dificulta las relaciones y la distancia física nos separa emocionalmente. Son aspectos muy importantes en nuestro colegio, desde siempre tan preocupado por el bienestar personal de todos, por cuidar las relaciones interpersonales, por hacer de la escuela un lugar feliz en el que desarrollar una personalidad positiva desde el necesario contacto.
Gran parte de esto se ha ido durante este extraño paréntesis.
Uno de los días más señalados en el calendario del CEIP Cruz Blanca (con permiso de Abril que nos trae la Semana de Animación a la Lectura) es, sin duda, el día de Andalucía. Ha sido extraño, muy extraño, ver pasar una celebración del día de Andalucía sin la compañía de la familia. Como sabéis, desde hace ya varios años aprovechamos la efeméride del día de nuestra comunidad para disfrutar de una tranquila, necesaria y agradable jornada de convivencia entre docentes, alumnado y familia. Ese último vértice de nuestro querido triángulo ha faltado este curso.
Sin embargo, el esfuerzo de muchas personas hace que los efectos de esta nueva y desgraciada forma de escuela sean menores o, al menos, más llevaderos. El AMPA, sin grandes alardes y con savia nueva entre sus miembros, no quiso dejar al alumnado (y docentes) sin el tradicional desayuno andaluz que acostumbrábamos a degustar en el Pino Gordo, y preparó tostada con aceite y tomate más zumo de naranja recién exprimida o leche. Su trabajo durante la mañana del jueves fue poco vistoso, ya que «encerrados» en el comedor, ni tan siquiera pudieron tener contacto con los niños y niñas. Eso no les frenó en absoluto y es justo reconocerles la labor pura y verdadera de contribuir a un desayuno sano y tradicional.
Queremos agradecer la presencia de integrantes de la Peña flamenca de Aznalcóllar junto y del Coro de villancicos de la Virgen de Nuestra Señora de Fuente Clara quienes, por supuesto de forma altruista, nos obsequiaron con un espectáculo hecho a medida de los niños y niñas pero que fue disfrutado por igual por los maestros y maestras que allí estábamos bailando todo lo que se podía bailar (o intentándolo al menos). Alegraron el colegio, dieron un aire diferente a este aura de pandemia que hace que el cole sea un poco soso. Este día fue muy «salaito» y todo esto fue posible gracias a ellos.
En cuanto al día, discurrió como se planeó. El alumnado expuso sus trabajos en el pasillo superior, como colofón de un trabajo intenso y provechoso sobre las bondades y también carencias de nuestra tierra, desde una perspectiva mucho más allá del simple estudio de los símbolos y los estereotipos que se suelen asociar a Andalucía. Es también justo agradecer al profesorado que hace malabares pedagógicas y organizativas para llevar a cabo algo más que un curriculum manteniendo siempre a rajatabla nuestro protocolo contra el dichoso COVID-19.
El maestro Víctor se encargó de preparar una serie de juegos populares que hizo disfrutar a todo el alumnado en el patio de recreo.
En definitiva, cuando la voluntad supera a la adversidad, se pueden hacer grandes cosas. Nuestra Comunidad de Aprendizaje espera, con ansia, el fin de esta escuela en blanco y negro, pero mientras eso sucede, siempre se podrán dar pinceladas de color.
Enhorabuena a tod@s los que estáis siempre al pie del cañón ☺️☺️